domingo, 6 de septiembre de 2009

A 79 AÑOS DEL DERROCAMIENTO DE YRIGOYEN



EL PRIMER GOLPE

Por: Luis Sellán

Una vez Tulio Halperín Donghi dijo: "Alguien decía que los hombres hacen la historia pero no saben qué historia están haciendo [...] habitualmente creen saber qué consecuencias tienen las acciones que ejecutan. Lo característico de la revolución del 30 fue que quienes la realizaron no sabían de antemano cuál iba a ser el resultado (...)".

El golpe militar de 1930, que derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen, inauguró una saga de golpes militares e interrupciones institucionales que provocaron en nuestro país atraso, muerte y represión. Siendo la última dictadura militar de 1976 el momento culmine de esta política de interrupciones militares, con el triste saldo de 30 mil desaparecidos y destrucción del aparato productivo, secuelas que aún padecemos; sobre todo en lo cultural y republicano.

Yrigoyen había sido el presidente de la democracia; junto con su partido la Unión Cívica Radical habían coronado con el acceso al poder en 1916 una larga lucha por el sufragio universal y la república. La Argentina de los 80 había consolidado una nación prospera en lo económico, pero elitista y sectaria en lo político, la UCR expresó en aquellos años la lucha de los hijos de los inmigrantes, los sectores medios urbanos y los pequeños productores agropecuarios, que en 1913 habían encabezado la primera rebelión contra la oligarquía terrateniente con el grito de Alcorta, germen que significo el inicio de la Federación Agraria.

A partir de 1916, con la primera victoria de Yrigoyen, lo que había vivido la Argentina era la consolidación acumulativa e irreversible de la hegemonía radical. Un gobierno con una profunda visión nacional, de protección de nuestras riquezas naturales, fomento de la educación , como se pudo apreciar en la reforma universitaria de 1918, pero no exento también de contradicciones sociales, jamás se pudo entender con la clase trabajadora- la semana trágica y los acontecimientos de la Patagonia- fueron una muestra de ello, sin embargo el yrigoyenismo inauguró una etapa fundamental de democracia y respeto a las libertades públicas, no siempre comprendidas por el espectro político opositor.

Pero, durante la crisis de 1929, la Argentina sólo pudo cerrar sus cuentasrecurriendo al crédito externo, descubría también que con el crédito era mucho más difícil. La crisis del 29 no encontró respuesta en el gobierno y halló en la oposición explicaciones muy sencillas como por ejemplo que las consecuencias de la crisis no eran las consecuencias de la crisis sino de la “perversidad” del doctor Yrigoyen.

Este golpe de estado, el primero en la historia argentina moderna, fue realizado por el ejército como brazo ejecutor de los sectores concentrados de la economía, encabezado por un general fascista: José Félix de Uriburu y secundado por Agustín P Justo un general liberal, que luego con su presidencia dará comienzo a una de las más oscuras etapas argentinas, la llamada década infame; época de fraudes, politiquería, crímenes, corrupción y cercenamiento de las libertades públicas.

Volviendo a Halperín, los hombres que hicieron esta historia no sabían que inauguraban una de las etapas más infames de la historia argentina donde la república se perdió por más de cincuenta años, hasta el 10 de diciembre de 1983 cuando a partir de la asunción de otro radical; Raúl Alfonsín; recuperamos definitivamente la democracia, todavía formal y quizás con las mismas contradicciones que en los tiempos de don Hipólito y algunos vicios de la década infame.

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