Una aburrida mesa electoral, con una pertinaz lluvia como marco, en una ciudad capital sin nombre, es el disparador de esta narración llamada: “Ensayo sobre la lucidez” de José Saramago.
En esta novela, el escritor portugués, reitera el dilema antifáctico donde se pregunta: ¿Que pasaría si? , ya ensayado en “Informe sobre la ceguera”; ¿que pasaría si la gente dejara de ver?; en ésta: ¿que pasaría si la gente no votara?; y luego retomando, esta idea, en “Las Intermitencias de la muerte”, donde el autor se pregunta: ¿que pasaría si la gente dejara de morir?, completando este tríptico apasionante de la narrativa de Saramago.
En esta novela, el premio Nóbel de literatura, realiza una acida y profunda critica a la política de estos tiempos, en particular a la miopía, o ceguera, de sus dirigencias. Tres partidos políticos dominan la escena, el de la derecha, actual y eterno partido de gobierno, el del medio, y el de la izquierda, que completan la oposición, ninguno de ellos puede comprender el “desaire” de la población que decidió votar en blanco masivamente. Desde ahí comienza una pertinaz y obsesiva investigación del gobierno, que necesita encontrar un culpable de lo que considera una traición y complot del anarquismo internacional. La obsesión del gobierno por encontrar una respuesta, y si es necesario inventarla, contrasta con la tranquilidad de un pueblo que casi aparece como un protagonista ausente de la novela, aunque en realidad es el gran protagonista, de esta revolución de los “blanqueros” como en un momento del relato se los llama.
Promediando la novela, cuando ésta parece dejar lugar al ensayo, la aparición de una carta, de una mujer; sobreviviente de la epidemia de ceguera; que servirá de chivo expiatorio, y un policía, sacan de la monotonía en que parece haber caído la narración, para convertirla en un relato apasionante no exento de condimentos de thriller policial y novela de ficción-política.
En el comienzo de la narración uno de los personajes asegura: “Malos tiempos para votar”, se esta refiriendo a la lluvia torrencial del día del comicio, pero en realidad esta haciendo un vaticinio de lo que vendrá, en la novela y en estos tiempos políticos. Probablemente serán malos tiempos para votar, pero buenos para aplicar el ejercicio de la lucidez, en esta época electoral dónde aparece tanto camandulero regodeándose en su propia banalidad. Editada por Alfaguara en 423 páginas.
LUIS SELLÁN
En esta novela, el escritor portugués, reitera el dilema antifáctico donde se pregunta: ¿Que pasaría si? , ya ensayado en “Informe sobre la ceguera”; ¿que pasaría si la gente dejara de ver?; en ésta: ¿que pasaría si la gente no votara?; y luego retomando, esta idea, en “Las Intermitencias de la muerte”, donde el autor se pregunta: ¿que pasaría si la gente dejara de morir?, completando este tríptico apasionante de la narrativa de Saramago.
En esta novela, el premio Nóbel de literatura, realiza una acida y profunda critica a la política de estos tiempos, en particular a la miopía, o ceguera, de sus dirigencias. Tres partidos políticos dominan la escena, el de la derecha, actual y eterno partido de gobierno, el del medio, y el de la izquierda, que completan la oposición, ninguno de ellos puede comprender el “desaire” de la población que decidió votar en blanco masivamente. Desde ahí comienza una pertinaz y obsesiva investigación del gobierno, que necesita encontrar un culpable de lo que considera una traición y complot del anarquismo internacional. La obsesión del gobierno por encontrar una respuesta, y si es necesario inventarla, contrasta con la tranquilidad de un pueblo que casi aparece como un protagonista ausente de la novela, aunque en realidad es el gran protagonista, de esta revolución de los “blanqueros” como en un momento del relato se los llama.
Promediando la novela, cuando ésta parece dejar lugar al ensayo, la aparición de una carta, de una mujer; sobreviviente de la epidemia de ceguera; que servirá de chivo expiatorio, y un policía, sacan de la monotonía en que parece haber caído la narración, para convertirla en un relato apasionante no exento de condimentos de thriller policial y novela de ficción-política.
En el comienzo de la narración uno de los personajes asegura: “Malos tiempos para votar”, se esta refiriendo a la lluvia torrencial del día del comicio, pero en realidad esta haciendo un vaticinio de lo que vendrá, en la novela y en estos tiempos políticos. Probablemente serán malos tiempos para votar, pero buenos para aplicar el ejercicio de la lucidez, en esta época electoral dónde aparece tanto camandulero regodeándose en su propia banalidad. Editada por Alfaguara en 423 páginas.
LUIS SELLÁN
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