Borges llevó la ceguera clavada como un vaticinio ineludible, pero vio como pocos una realidad que lo agobiaba, llevándolo a pesar de su origen patricio y burgués a un anarquismo permanente.
Políticamente incorrecto, a veces exasperante, otras repudiable, con un humor fino e irónico, que quizás por una ironía de la vida, los “incorregibles peronistas” lo transformaron de bibliotecario a inspector de aves y corrales.
Probablemente, Borges, sea el más fiel exponente de la esquizofrenia argentina, de esa argentinidad al palo, donde se mezclan nuestras virtudes y defectos más profundos. Criticado por los que lo escucharon poco y lo leyeron nada, Borges; como en “El Otro”; se encuentra constantemente con él mismo en un sueño interminable y sin remedio, donde leerlo es un placer permanente, porque Borges, al igual que Gardel, cada día escribe mejor. Y más en un día como hoy, en el que cumpliría 110 años. FELIZ DÍA ESCRITOR.
LUIS ALBERTO SELLÁN
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